lunes, 15 de noviembre de 2010

Prensa Vendida


La prensa vendida se rinde al dinero, se arrodilla al poder,
miente profesionalmente. Renuncia al interés público, glorifica
la patraña, traiciona a la verdad.
Ladra, muerde y oculta el hocico. Y suele asaltar en manada.
Ataca al norte y al sur, al este y al oeste, a la izquierda y a la
derecha; según el gusto del cliente.
La prensa vendida cuenta con una fauna de periodistas.
Los plumíferos de las dictaduras, los mastines del crimen
organizado y los sumisos que acatan órdenes de arriba.
Pero también hay sicarios del periodismo. Son los que
reciben información fabricada de sus clientes, la reelaboran
con lenguaje periodístico y la publican como noticias de
importancia.
Lo peor de la prensa vendida son los periodistas. Los dueños
nunca conseguirían sus propósitos si no contaran con periodistas
genuflexos. Si hay prensa vendida es por culpa de los periodistas.
Son los que no rechazan la falsedad, los que aceptan la injuria, los
que ponen su rúbrica al libelo para aparentar libertad de prensa.
Todos creíamos que durante el fujimontesinismo se perpetró la
mayor degradación del periodismo y que no volvería a repetirse
el siniestro periodo en el que buena parte de la prensa aplaudió
el abuso gubernamental, elogió la demolición de la dignad de las
personas, atizó el miedo para justificar un régimen que violentaba
los derechos de la ciudadanía. Nos equivocamos.
En la campaña electoral por la alcaldía de la capital se ha
registrado peores episodios.
Sólo bastó que una candidata, que no es favorita de la prensa
vendida, se despuntara en las encuestas, para que se desatara
la furia de una maquinaria de embuste, engaño y difamación
contra la otra aspirante. Es que a la prensa vendida le importa un
bledo las normas elementales del ejercicio periodístico como el
equilibrio, la buena fe, la transparencia y la lealtad a la verdad.
Como resultado, la prensa vendida se dedica minuciosamente a
destrozar, minuto a minuto, centímetro a centímetro, desde los
titulares hasta las caricaturas, a la postulante que no es de su
predilección. Algo parecido ocurrió en la competencia entre Mario
Vargas Llosa y Alberto Fujimori y entre Lourdes Flores y Ollanta
Humala. Los favoritos de la prensa vendida, perdieron.
En cualquier sociedad demnocrática la prensa apoya una
candidatura, pero desde las páginas editoriales y las columnas
de opinión. Diferencia claramente entre la información y el punto
de vista. No embauca a los electores en beneficio de un favorito.
La prensa vendida se alimenta de los malos periodistas. Mientras
existan malos periodistas, habrá prensa vendida. La única manera
de combatir a la prensa vendida es haciendo buen periodismo.
Es difícil hacer buen periodismo, pero se aprende. Algún día la
prensa vendida será un periódico de ayer.

AUTOR : ANGEL PAEZ
FUENTE : EDICION IMPRESA , PAG 07-NOVIEMBRE 2010.

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