viernes, 26 de noviembre de 2010

Estamos como el Tercer Mundo?


Cuando el republicano George W. Bush
derrotó al demócrata Al Gore en las elecciones
presidenciales por un puñado de votos en
el Estado de Florida y las máquinas que
contabilizaban sufragios se empeñaban en no
funcionar, tuvimos ya uan primera intuición de
que no es oro todo lo que reluce y que el Tercer
Mundo se agazapa en los más insospechados
enclaves del mundo desarrollado. Pero un
reciente estudio sobre desigualdad económica en
Estados Unidos va mucho más lejos: la primera
potencia mundial es un país del Tercer Mundo,
aunque indudablemente super-desarrollado
Cuando el 1% más rico de la población acumula
el 20% o más de la riqueza nacional, lo que
ocurre en algunos Estados de América Central
y antiguos sultanatos asiáticos, se considera
que el reparto de la riqueza es gravemente
inigualitario, y que esas sociedades pueden ser
rehenes de graves inestabilidades sociales.
Y, según datos que corroboran autoridades
del Departamento de Estado norteamericano,
si en 1976 -año de la elección del demócrata
Jimmy Carter a la presidencia- ese 1% de
lo que un vocabulario quizá de otro tiempo
llamaba plutocracia, poseía el 9% de la riqueza
del país, en 2009 ese mismo areópago de
super-privilegiados barre para casa un 24%.
Seguramente no es casualidad que en medio
de ese periodo haya transcurrido el auge y
apenas caída del neoliberalismo en todo el
mundo occidental.
En un estudio elaborado por profesores de dos
universidades privadas de Estados Unidos,
Cornell y Vanderbilt, y la European University
Institute se llega, en ese mismo contexto, a
llamativas conclusiones. En aquellas regiones
norteamericanas donde la desigualdad es mayor
también ha sido en estos últimos años más
grande el número de quiebras financieras, y, para
confort de la moralidad clásica, es igualmente
mayor el número de divorcios.
Y, con todo ello, ha de parecer extraordinario que
con semejante cuadro de apropiación de tantas
riquezas por tan pocos, cobre fuerza en Estados
Unidos el movimiento contra la ley de Seguridad
Social, aprobada este año por el presidente
norteamericano, el demócrata Barack Obama.

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