domingo, 14 de noviembre de 2010

El SEXO de los Inkas


El joven Imperio Inka (1428 - 1532) se
desarrolló en América del Sur. Organizado
plenamente vivieron una sociedad vinculada
culturalmente a la naturaleza. Todo está por
descubrirse de ellos, nuestros antepasados.
Aquí un breve adelanto de las primeras
pesquisas de lo que fue la vida sexual de este
extraordinario y misterioso imperio incaico.


Todo indica que sabían gozar de la
sexualidad humana. Hasta las versiones
pornograficas modernas, quedarían como
“simples zapatillas” al lado de la vida íntima
de nuestros antepasados inkas.
Ante la comunidad eran seres humanos
trabajadores, honrados y colaboradores.
La comunidad los educaba desde pequeños
a crecer bien y disfrutar de “eso” cuando el
cuerpo este maduro y listo, para gozar bien y
dar buenos hijos, sanos y fuertes.
Cuando los jóvenes se enamoraban, la
comunidad les brindaba una casa temporal
para convivir tres años, sin tener hijos, y
comprobar si podían ser marido y mujer.
Pasado ese tiempo de prueba, y de acuerdo
a lo observado la comunidad aprobaba o
desaprobaba la union. Si era positivo la
comunidad le construía una casa y le daba
una propiedad de terreno para sembrar y
poder y vivir y contribuir a los impuestos del
imperio. Asi se consumaba el matrimonio y ya
podían tener hijos.
Qué pasaba en la intimidad?
Esto es lo bonito de la jornada. El hombre
después de un largo día de trabajo en la
agricultura retornaba a casa. Era alimentado
por la esposa y reposaba para luego atender
a los hijos con una linda fogata en las patios
de las casas, jugar, danzar y reir en familia.
Entrada la noche, marido y mujer cerraban la
puerta de la alcoba y comenzaba un verdadero
“party”. “Todo valía” en la cama y fuera de
la cama. Jugaban con sus cuerpos como
solo tu imaginación puede hacerlo. Ponte a
pensar las más locas fantasías y veras alli al
matrimonio inka.
La pose “pollito tomando agua”
Se está por confirmar que llevaban a la práctica
una antigua y actual fantasía femenina (de
un buen grupo) que es penetrar al marido
por el “back door”. Todo indica que lo hacían
con frecuencia, logrando asi un colosal
multiorgasmo en la esposa.
Luego la esposa regalaría esa misma posición
al marido para compensarlo por “su sacrificio”,
logrando una penetracion varonil rectal largo
y duradero con un resultado fenomenal de
eyaculación sin precedentes.
El “juguete” que utilizaría la esposa para su
propósito estaría hecho a base de madera
fina y tallada delicadamente y bañada de un
unguento natural a manera de balsamo de
aloe. Este pionero “toy” (ver comentario de
imagen) la esposa se lo ataba a la cintura
a manera de un mandil y a partir de alli
convocaba al esposo a “ofrecerse” a ella,
pero esta vez volteado en posición “pollito
tomando agua”.
El y ella gustaban del “chicoteo”
Mientras el esposo procuraba darle muchos
orgasmos a la esposa, él evitaba eyacular y
embarazar a la esposa.La solución al deseo de eyacular la encontraron
usando la “otra puerta” donde el esposo podía
eyacular todas las veces que quería. Así se
educaban en dar placer y recibir placer.
Sexo en los días de la menstruacion
Otro gran descubrimiento de nuestros
gloriosos y “hot” antepasados.
Durante los días previos y posteriores de la
menstruación, descubrieron que la mujer
psicológicamente está dispuesta a hacer el
amor con ganas, porque sabe que puede
gozar a su antojo sin miedo a embarazarse.
Pues bien, nuestros tatatarabuelos inkas esos
días aprovechaban al máximo para hacer
fiestas íntimas y sin límites.
Sangre azul o “sangre caliente”
Es evidente que los inkas gozaban de una
excelente salud. Son pioneros de buena
alimentación vegetal (maiz, tomate, papas,
verduras y frutas), ingesta de carne desgrasada
llamada “charqui”, agua natural y mucho
aseo personal. La población inka bordeo los
17 millones y parece que no conocieron la
hambruna ni enfermedades como la TBC.
Lo cierto es que un componente clave de la
excelente salud física y mental de los inkas
fue su vida sexual, amplia y de entrega
mutua sin reservas, sin complejos ni tabus
oscurantistas, que solo traen enfermedades
mentales y desordenes de la conducta sexual,
muy dañinas en la educación actual.


Priapo - dios de la fecundidad
En la antigua Roma, los
recién casados en la noche de
bodas, buscaban consumar el
matrimonio. Pero no siempre
era así; en muchas ocasiones
el marido era incapaz de
“desflorar la rosa” de la esposa.
En esos casos, ella no cerraba
la noche sin coito, negándose
a dormir sin consumarlo. Para
ello utilizaba una imagen de
madera del dios Priapo.
Y porque este dios y no otro? A Priapo - dios de la
fecundidad - se le representaba sentando, o no,
dejando mostrar su enorme falo de madera. Erecto por
supuesto. La utilización de este “consolador” divino no
queda claro como hacía sentir al marido, lo que sí se
sabe es que era su “suplente” cuando él era incapaz
de consumar el coito sexual.

FUENTE : Edicion Impresa , pag 17 - Noviembre 2010

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