sábado, 23 de octubre de 2010

Guatemala nos dio una líder de talla mundial



“El tesoro más grande que tengo en la vida es
la capacidad de soñar. En los momentos más
difíciles, en las situaciones más duras y complejas
he sido capaz de soñar con un futuro más
hermoso.”
“La Menchu”
Indígena, Maya-Quiché, nació el 9 de enero
de 1959 en la aldea Laj Chimel, municipio de
San Miguel de Uspantán, Quiché, en la tierra
del maíz: Guatemala. Rigoberta creció entre las
montañas de Quiché y las fincas de la Costa
Sur guatemalteca, zona a la que, año con año,
bajan miles de indígenas a trabajar por míseros
salarios, en las ricas tierras de los finqueros,
donde se produce, café, azúcar, algodón, y
otros productos para la exportación.
Hija de Vicente Menchú Pérez, luchador por la
tierra y los derechos de sus hermanos indígenas
y Juana Tum K´ otoja´, indígena experta en los
saberes de los partos.
Más tarde fue empleada doméstica en la ciudad
de Guatemala, donde reafirmó la magnitud de
la injusticia, la discriminación y la miseria que
afecta a los indígenas de Guatemala.
En la lucha por la tierra perdió a su primer
hermano Patrocinio, quien fue secuestrado
por el ejército el 9 de septiembre de 1979, y se
desconoce el paradero de sus restos.
El 31 de enero de 1980, sufrió la pérdida de su
padre, quien murió calcinado, junto con otras
36 personas, en la masacre de la Embajada de
España.
La madre de Rigoberta fue secuestrada el 19
de abril de 1980 y se desconoce el paradero de
sus restos. Su hermano Víctor Menchú Tum,
fue asesinado por el ejército el 8 de marzo de
1983.
Estos hechos constituyen uno de los argumentos
que sustentan la búsqueda de la Justicia
Universal y la lucha contra la impunidad que
lleva a cabo Rigoberta, quien logró escapar
de la horrenda política de terror implantada en
Guatemala y siguió, hasta que las circunstancias
lo permitieron, trabajando y organizando a su
gente para resistir el exterminio practicado por
el Estado.
Ya en el extranjero, dedicó su vida a la defensa
y promoción de los derechos y los valores de los
pueblos indígenas de América. Publicó un libro
–Yo, Rigoberta Menchú- en donde describe su
lucha y fue galardonada en 1992 con el Premio
Nobel de la Paz por sus continuados esfuerzos
en pro de los pueblos indígenas. Rigoberta es la
primera mujer indígena que recibe este premio,
en el que se le reconoce su trabajo a favor de
la justicia social y la reconciliación etno-cultural
basada en el respecto por los derechos de los
pueblos indígenas.
Las Naciones Unidas la nombraron Embajadora
de Buena Voluntad en el Año Internacional de
los Pueblos Indígenas (1993), y es asesora
personal del Director General de la UNESCO y
presidenta de la Iniciativa Indígena por la Paz.

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