sábado, 23 de octubre de 2010

“Ganancia pura”



Pasadas dos semanas de las elecciones
regionales y municipales, la victoria
de Susana Villarán y Fuerza Social en
Lima, parece afianzarse, más allá de las
impugnaciones y maniobras de aquellos
sectores que están empeñados en
posponer y minimizar dicha victoria.
Que eso este ocurriendo no es casual;
en opinión de quien escribe; sino que
responde a la tónica con que los sectores
opuestos a Villaran condujeron una de las
campañas de difamación y calumnia más
sucias que se recuerde desde las épocas
del fujimontesinismo.
Precisamente por ello; más allá del
resultado, más allá de las preferencias
personales, es imposible no sentir una
mezcla de satisfacción y alivio al termino
de la campaña municipal en Lima, pues la
victoria de Fuerza Social significa mucho
más que el triunfo de una persona o un
grupo político, pues también significa una
victoria de la civilidad, del respeto, y el
sentido común.
Y es que estos últimos meses hemos
presenciado a diario el uso descarado y
brutal de falsedades como mecanismos
de manipulación electoral. Una campaña
de satanización que poco o nada tiene que
envidiarle a los psicosociales de los años
90; y que ha sido encabezada por aquellos
que en el fondo detestan la democracia y el
derecho a elegir.
Así, más allá de afinidades o diferencias
ideológicas, resulta enormemente
reconfortante ver que, pese a todo, aun la
esencia democrática sobrevive en el Perú,
pese a las maniobras y excesos de aquellos
que quieren un país unidimensional, donde
solo cuentan y son respetados aquellos que
son política, social; o incluso racialmente;
“presentables”.
Así, lo sucedido en Lima ha sido una
derrota para aquellos sectores que
medraron destruyendo reputaciones en
los años 90 y que siguen pretendiendo
manipular a su gusto la opinión publica y
ser los titiriteros del destino nacional; los
hacedores y deshacedores de reputaciones
y dignidades.
La del domingo fue una victoria contra los
Aldos M y Pedro Pablos de este mundo,
contra las peores prácticas del reflujo
cavernario y despótico que nunca ha sido
ajeno a nuestra realidad política. Esta vez,
no han logado imponer el miedo y el odio;
y por ello, todos; más allá de nuestras
diferencias; tenemos que felicitarnos; porque
en esa lucha por defender la convivencia
democrática la ciudadanía ha logrado una
ganancia pura.

Por Armando Mendoza Nava
Director de la Revista Bajo La Lupa

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