sábado, 28 de agosto de 2010

Estafa el modo fácil de vivir del prójimo




La Real Academia Española de la Lengua define de dos modos el verbo estafar. Como pedir o sacar dinero o cosas de valor con artificios y engaños y con ánimo de no pagar, y, en sentido jurídico, como cometer alguno de los delitos que se caracterizan por el lucro como fin y el engaño o abuso de confianza como medio. Por eso yo creo que el término de estafa es lo que mejor describe lo que han hecho continuadamente los bancos, los grandes especuladores y la inmensa mayoría de los líderes y las autoridades mundiales antes y durante la crisis que padecemos. Los Estados le dieron a los bancos privados el privilegio de crear dinero emitiendo deuda con la excusa de que eso era necesario para financiar la actividad de las empresas y los consumidores. Pero en los últimos treinta años, la banca internacional multiplicó la deuda para financiar los mercados especulativos y para ganar dinero simplemente comprando y vendiendo más dinero, y no para financiar a la economía productiva. Esta es la primera estafa. Para disponer de recursos adicionales a los que les depositaban sus clientes, la banca ideó formas de vender los contratos de deuda y los difundió por todo el sistema financiero internacional. Pero al hacerlo, ocultaba que millones de esos contratos no tenían las garantías mínimas y que al menor problema perderían todo su valor, como efectivamente ocurrió. Actuando de esa forma y tratando de elevar cada vez más la rentabilidad de sus operaciones, la banca fue asumiendo un riesgo cada vez mayor que ocultaba a sus clientes y a las autoridades y que transmitía al conjunto de la economía. Esta es la segunda estafa. Para llevar a cabo esas estafas, la banca recurrió a las agencias de calificación, que actuaron como sus cómplices corruptos engañando sistemáticamente a clientes y autoridades indicando que la calidad de
esos productos financieros era buena cuando en realidad sabían que no era así y que, por el contrario, se estaba difundiendo un riesgo elevadísimo porque eran, como se demostró más adelante, pura basura financiera. Esta es la tercera estafa. Los grandes financieros consiguieron que los bancos centrales fueran declarados autoridades independientes de los gobiernos con la excusa de que éstos podían utilizarlos a su antojo y de que así era mejor para lograr que no subieran sus precios. Sin embargo, lo que ocurrió fue que, con ese estatuto de “independientes”, los bancos centrales se pusieron al servicio de los bancos privados y de los especuladores, mirando a otro lado ante sus desmanes. Y así, en lugar de combatir la inflación, permitieron que se produjera la subida de precios de la vivienda quizá más alta de toda la historia y constantes burbujas especulativas en numerosos mercados. Y lejos de conseguir la estabilidad financiera, lo cierto fue que durante su mandato “independiente” también hubo el mayor número de crisis financieras de toda la historia. Esta es la cuarta estafa. Con el fin de generar fondos suficientes para invertir en los mercados especulativos cada vez más rentables, los bancos y grandes financieros lograron, con la excusa de que eso era lo conveniente para luchar contra la inflación, que los gobiernos llevaran a cabo políticas que redujeran los salarios y aumentaran así los beneficios (que en su mayor parte van a ahorro en lugar de al consumo, como les pasa a los salarios), y la progresiva privatización de las pensiones y de los servicios públicos. Esta es la quinta estafa. Cuando el riesgo acumulado de esa forma estalló y se desencadenó la crisis, los bancos y los poderosos lograron que los gobiernos, en lugar de dejar caer a los bancos irresponsables, de encarcelar a sus directivos y a los de las agencias de calificación que provocaron la crisis, les dieran o prestaran a bajísimo interés varios billones de dólares y euros de ayudas con la excusa de que así volverían enseguida a financiar a la economía. Pero en lugar de hacer esto último los bancos y grandes financieros usaron esos recursos públicos para sanear sus cuentas, para volver a tener enseguida beneficios o para especular en mercados como el del petróleo o el alimentario, provocando nuevos problemas o que en 2009 hubiera 100 millones de personas hambrientas más que en 2008. Esta es la sexta estafa. Los gobiernos tuvieron que gastar cientos de miles de millones de dólares o euros para evitar que la economía se colapsara y para ayudar a la banca. Como consecuencia de ello tuvieron que endeudarse. Como los bancos centrales están dominados por ideas liberales profundamente equivocadas y al servicio de la banca privada, no financiaron adecuadamente a los gobiernos, como sí habían hecho con los bancos privados, y eso hizo que tuvieran que ser los bancos privados quienes financiaran su deuda. Así, éstos últimos recibían dinero al 1% de los bancos centrales y lo colocan en la deuda pública al 3, al 4 o incluso al 8 o 10%. Esta es la séptima estafa. Como los bancos y grandes financieros no se quedaron contentos con ese negocio impresionante, se dedicaron a propagar rumores sobre la situación de los países que se habían tenido que endeudar por su culpa. Eso fue lo que hizo que los gobiernos tuvieran que emitir la deuda más cara, aumentando así el beneficio de los especuladores y poniendo en grandes dificultades a las economías nacionales. Esta es la
octava estafa. Los gobiernos quedaron así atados de pies y manos ante los bancos y los grandes fondos de inversión y, gracias a su poder en los organismos internacionales, en los medios de comunicación y en las propias instituciones políticas como la Unión Europea, han aprovechado la ocasión para imponer medidas que a medio y largo plazo les permitan obtener beneficios todavía mayores y más fácilmente: reducción del gasto público para fomentar los negocios privados, reformas laborales para disminuir el poder de negociación de los trabajadores y sus salarios, privatización de las pensiones, etc. Afirman que así se combate la crisis, pero en realidad lo que van a producir es todo lo contrario, porque es inevitable que con esas medidas caiga aún más la actividad económica y el empleo porque lo que hacen es disminuir el gasto productivo y “el combustible” que los sostiene. Esta es la novena estafa. Desde que la crisis se mostró con todo su peligro y extensión, las autoridades e incluso los líderes conservadores anunciaron que estaban completamente decididos a poner fin a las irresponsabilidades de la banca y al descontrol que la había provocado, que acabarían con el secreto bancario, con los paraísos fiscales y con la desregulación que viene permitiendo que los financieros hagan cualquier cosa y que acumulen riesgo sin límite con tal de ganar dinero... Pero lo cierto es que no han tomado ni una sola medida, ni una sola, en esa dirección. Esta es la décima estafa. Mientras está pasando todo esto, los gobiernos, esclavos o cómplices de los poderes financieros, no han parado de exigirle esfuerzos y sacrificios a la ciudadanía mientras que a los ricos y a los bancos y financieros que provocaron la crisis no les han dado sino ayudas constantes y todo tipo de facilidades para que sigan haciendo exactamente lo mismo que la provocó. Gracias a ello, estos últimos están obteniendo de nuevo cientos de miles de millones de euros de beneficios mientras cae la renta de los trabajadores, de los jubilados o de los pequeños y medianos empresarios. Esta es la undécima estafa. Mientras que constantemente vemos que los presidentes de gobiernos reciben instrucciones del Fondo Monetario Internacional, de las agencias de calificación, de los banqueros o de la gran patronal, la ciudadanía no puede expresarse y se le dice que todo lo que está ocurriendo es inexorable y que lo que ellos hacen es lo único que se puede hacer para salir de atolladero. Esta es la duodécima estafa.
El 0,15% de la población más rica del planeta, con más de 1 millón de dólares en activos de inversión, creció un 17,1% el año pasado, de acuerdo al informe anual sobre riqueza mundial elaborado por Merrill Lynch. Este 0,15% de la población acumula una riqueza de 39 billones de dólares, un 18,9% más del volumen que acaparaba en 2008. Estas cifras, extraídas del informe anual sobre riqueza mundial del banco Merrill Lynch, apuntan a una recuperación económica después de las pérdidas sufridas en 2008, ya que se han alcanzado de nuevo los niveles de riqueza de 2007 en zonas como Asia-Pacífico y Latinoamérica. “Mientras que en 2008 se experimentó un declive económico sin precedentes, en 2009 ya se avistan signos de recuperación y algunas áreas del mundo han regresado a los niveles de 2007”, señaló el director de Merrill Lynch Management del Reino Unido e Irlanda, Nick Tucker, en la presentación del
informe en Londres. Según explicó Tucker, este repunte está impulsado por la región de Asia-Pacífico, la única que ha experimentado un incremento significativo en sus indicadores de riqueza durante 2009, ya que ocho de los diez países del mundo en los que la población rica aumentó más pertenecen a esta área. La población rica de Asia Pacífico creció un 25% y recuperó la cifra de 3 millones de personas con más de US$ 1 millón en activos de inversión, después de haber retrocedido a los 2,4 millones de personas en 2008. La riqueza acumulada por éstos aumentó un 30,9%, hasta los US$ 9,7 billones, un crecimiento suficiente para recuperar las pérdidas de US$ 9,5 billones sufridas durante 2008. En Latinoamérica, cuya población rica creció un 8,3% en 2009 y la riqueza acumulada por éstos lo hizo un 15%, Brasil es el país que presenta un comportamiento económico similar al de las potencias de Asia-Pacífico, con un aumento de la población rica del 12%. Sin embargo, la mayor concentración de población rica se da todavía en tres países, EE.UU., Japón y Alemania, que juntos acaparan el 53,5% de las personas que disponen de más de un millón de dólares en activos de inversión de todo el mundo. EE.UU. se sitúa a la cabeza con el 31% de la población, lo que significa que habitan en la primera economía del mundo un total de 3,1 millones de personas ricas. En cuanto a las previsiones para el próximo año, Murray precisó que el crecimiento seguirá estando liderado por las potencias del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y que el Producto Interno Bruto (PIB) mundial, después de haberse contraído en 2009, aumentará un 3% en 2010 y un 2,6% en 2011. Murray explicó que el crecimiento del PIB se deberá fundamentalmente a los planes de estímulo de los gobiernos, aunque no implicará necesariamente una disminución del desempleo ni un aumento de los niveles de confianza, por lo que apostó por que sea el sector privado el que tome las riendas para que se consolide la recuperación económica. Según las previsiones del informe, el mayor repunte del PIB se dará en la región Asia-Pacífico (sin contar con Japón), donde escalará hasta un 7% este año y se estabilizará en 2011, con un crecimiento del 6,4%. Los pronósticos apuntan a que el PIB de los países del África subsahariana crecerá un 4,3% este año y un 5% en 2011; en Oriente Medio y Norte de África se espera que el PIB aumente un 4,5% este año y el siguiente; y el PIB de Latinoamérica avanzará un 3,7% y un 3,4% en 2010 y 2011 respectivamente.
Después de ver estas cifras, ¿Dónde quedara tanto caca ceno, defensor de un sistema cada vez mas exclusivo?

AUTOR : Lucio Agustin Torres; Editor del Norte
FUENTE : Edicion Impresa pag 8 , Agosto 2010.

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