domingo, 30 de enero de 2011

Los nuevos retos de OBAMA


Barack Obama redefine su gestión
en busca de un segundo mandato.
La prioridad en el empleo define el
discurso sobre el estado de la Unión
y promete visitor America Latina en
marzo.



Obama II, la segunda mitad de la presidencia
de Barack Obama, se anuncia más tranquila,
más centrista y más exitosa. El presidente
trató ayer de concretar esos términos en su
discurso sobre el estado de la Unión, pero
lo importante llega ahora, cuando tiene que
hacer creíble esa transformación y ganarse
la confianza de sus compatriotas para no
ser un presidente de un solo mandato. Ya
no hay margen para el error.
Estados Unidos está a punto de entrar de
nuevo en campaña electoral. El próximo
mes de mayo se celebrará el primer debate
entre los candidatos republicanos a la
presidencia. A partir de ahí ya es un tobogán
hasta el caucus de Iowa y la repetición de
un nuevo ciclo hacia las urnas. Ese es,
por tanto, el horizonte en el que todos
trabajan.
Varios de los principales colaboradores
de Obama han dejado ya Washington
para comenzar con la planificación de la
campaña en Chicago, la ciudad de Obama.
El capitán de todos ellos, David Axelrod, que
todavía está aquí, se les sumará en unos
días más. La Casa Blanca anunció la pasada
semana oficialmente el inicio de la actividad
electoral del presidente, aclarando que eso no
significa que se desatiendan sus obligaciones
como líder del país.
Parte del éxito de la campaña electoral que
se acerca depende de gobernar bien ahora.
Así es que Obama, con el viento a favor
después de los sucesos de Tucson y, por
primera vez desde su toma de posesión,
remontando velozmente en las encuestas,
ha recompuesto su equipo y redefinido su
gestión para alcanzar ese doble objetivo.
La recomposición de su equipo continuó la
semana pasada con el nombramiento del
presidente y primer ejecutivo de General
Electric, Jeffrey Immelt, como presidente de
un grupo de asesores económicos externos
en sustitución de Paul Volcker, un veterano y
respetado ex presidente de la Reserva Federal.
Es todo un ejemplo de otros nombramientos
que Obama ha hecho recientemente y un
síntoma de sus intenciones: más proximidad
a la economía real, mejores relaciones
con los empresarios, más pragmatismo y
menos sueños. Algo similar se puede decir
de la elección de William Daley, un antiguo
ejecutivo de JPMorgan, como nuevo jefe de
Gabinete, la posición más importante del
entorno presidencial.
En cuanto a la redefinición de su presidencia,
se puede resumir que está sostenida en cinco
principios:
Visión. Obama intenta proyectar su
presidencia hacia más allá de 2012. Ayudado
por el éxito de la reciente visita del presidente
de China, Hu Jintao, que ha acabado de
convencer a los norteamericanos de que tienen
que competir fuertemente por el liderazgo
mundial, el presidente intenta señalar el
camino, identificar las transformaciones
estructurales y mentales que el país necesita
hacer para mantener su supremacía a lo largo
de este siglo.
Economía. Cualquier plan de largo plazo
fracasará si no se afrontan primero las
urgencias económicas del país, especialmente
el desempleo. Las últimas cifras son mejores
-9,1% en diciembre- y el optimismo de los
norteamericanos respecto al año próximo ha
crecido. La mayoría de las grandes empresas
ganan dinero y la Bolsa sobrepasa niveles
previos a la crisis de 2008.
Papel del Estado. En la batalla económica
es esencial para Obama definir con claridad
su concepto del Estado. Hasta ahora, con la
reforma sanitaria, la reforma financiera y el
plan de estímulo económico, ha actuado como
un partidario del intervencionismo. En varias
ocasiones ha explicado que lo ha hecho,
en parte, obligado por unas circunstancias
económicas extremas que obligaban a actuar
con urgencia.
Bipartidismo. El debate sobre el papel del
Estado es el corazón del debate político. Los
republicanos tuvieron éxito al retratar a Obama
como un socialista y consiguieron deformar
su figura ante el público con una campaña de
propaganda frecuentemente sucia. Después
del tiroteo de Tucson, el clima ha cambiado.
Los ciudadanos quieren que los dos partidos
se entiendan mejor.
Ideología. Aunque no se presente como
tal, una parte de la pelea que se presentó
en el discurso sobre el estado de la Unión y
se vislumbra ante el futuro inmediato tiene
que ver con la ideología: ¿Cómo recortar el
déficit sin amenazar los programas sociales?,
¿cómo aumentar el control de las armas con
el apoyo de la población?, ¿cuándo atajar en
serio el cambio climático?
Las guerras de Irak y Afganistán quedan en
un segundo plano frente a esos retos. Por
ahora no es en esos escenarios en los que
Obama se juega la reelección, que es de lo
que se trata a partir de hoy.

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