jueves, 7 de abril de 2011

“Creación heroica...”

Uno de los pensadores más influyentes y activista político peruano.
Su madre, Amalia La Chira, se había casado con Javier Francisco Mariátegui en 1882, en el pueblo de Sayán. Poco después fue abandonada por su marido, quien la dejó a cargo de los tres hijos del matrimonio.
Cuando la familia se instaló en Lima, José del Carmen Eliseo cambió su nombre por el de José Carlos. Durante una estancia en Huacho, Mariátegui sufrió un accidente que dañó su rodilla izquierda y, aunque fue tratado finalmente quedó cojo, lo que le obligó a abandonar sus estudios escolares. Durante su convalecencia inició su formación autodidacta con su madre y su hermana mayor.
Para contribuir al sostén de la familia entró a trabajar en el diario La Prensa como ayudante en los talleres de linotipia y fue ascendiendo lentamente dentro del periódico. Su deseo de incorporarse al grupo de redactores lo motivó a publicar en 1911 un artículo sin autorización, pero a principios de 1914, tras un duro período de aprendizaje periodístico, comenzó a escribir regularmente como redactor con el seudónimo de Juan Croniqueur.
Su amistad con Abraham Valdelomar le permitió entrar a formar parte del entorno del grupo Colónida. Además de sus crónicas periodísticas, escribió cuentos, poemas y dos obras teatrales, tituladas Las Tapadas y La Mariscala, escritas en colaboración con Julio de la Paz y Abraham
Valdelomar, respectivamente, que no recibieron buenos comentarios de la crítica.
A mediados de 1916 pasó al diario El Tiempo para realizar la crónica parlamentaria, lo cual le permitió conocer la política de su época desde dentro.
Durante 1918, bajo la influencia de la revolución rusa, la prédica del presidente norteamericano Wilson, la revista España de Luis Araquistain y de las ideas de Víctor Maúrtua, Mariátegui se adhiere al socialismo y lanza la revista Nuestra Época, dirigida por él mismo y por César Falcón, de la que sólo vieron la luz dos números, debido a la publicación de un artículo antimilitarista que motivó un ataque callejero a un grupo de oficiales. Junto a otros intelectuales y algunos obreros, fundó el Comité de Propaganda y Organización Socialista, que tuvo muy corta vida debido a divergencias internas. Por el mismo motivo abandonó diario El Tiempo a principios de 1919 y fundó La Razón. Codirigido con César Falcón, dicho periódico apoyó la lucha obrera y la reforma universitaria.
Tras el golpe de Augusto B. Leguía, el 4 de julio de 1919, su línea periodística fue de radical oposición al régimen, motivo por el cual la Imprenta Arzobispal se negó a continuar editando el diario. En este estado de cosas, Mariátegui partió hacia Italia y César Falcón hacia España.
En Europa se quedaría Mariátegui hasta principios de 1923, en un periplo en el que recorrió Italia, Francia, Alemania, Austria, Hungría y Checoslovaquia, aprendió varios idiomas y consolidó su formación política e ideológica, adhiriéndose al marxismo y a la línea de la Tercera Internacional o Comintern. Participó como testigo en importantes eventos como el Congreso del Partido Socialista Italiano en Livorno, el Congreso Económico Mundial auspiciado por la Sociedad de las Naciones, y las huelgas obreras en el norte de Italia. Fue también testigo de excepción de las consecuencias de la Gran Guerra europea: la situación alemana, el problema de las reparaciones, la derrota del gobierno soviético húngaro y el ascenso del fascismo italiano. Sus impresiones fueron publicados por el diario El Tiempo como “Cartas de Italia”.
En Europa, junto con los peruanos Carlos Rose, Palmiro Machiavelo y César Falcón, fundó la primera Célula Comunista peruana, que intentaba impulsar la organización independiente de los obreros peruanos. En 1920 se casó con Anna Chiappe. En marzo de 1923 regresó al Perú
y se incorporó a las Universidades Populares Gonzales Prada, en donde inició una campaña de difusión de las nuevas tendencias políticas europeas y de adhesión a la revolución bolchevique de Rusia, a través de un ciclo de conferencias titulada Historia de la Crisis Mundial. Para poder sostenerse inició sus colaboraciones en la revista Variedades, publicando artículos sobre temas europeos bajo el epígrafe general de “Figuras y Aspectos de la Vida Mundial”.




Cuando Haya de la Torre fue deportado, Mariátegui asumió la dirección de la revista Claridad, dándole una nueva orientación, e impulsó la creación de la Editorial Obrera Claridad con el fin de publicar y difundir las nuevas ideas. Todas estas actividades se vieron afectadas en mayo de 1924 por una crisis de su enfermedad infantil que le obligó a la amputación de su pierna derecha, condenándolo a usar una silla de ruedas por el resto de su vida.
En setiembre de 1926 fundó la revista Amauta. Considerada la más importante y paradigmática del siglo XX.
En abril de 1928 se produjo la ruptura entre Mariátegui y Haya de la Torre por las discrepancias con el APRA.
El 8 de octubre funda el Partido Socialista y Mariátegui es elegido Secretario General.
A fines de 1928 publica sus Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, uno de los libros más lúcidos escritos sobre los
problemas del Perú.
Inició además, a través de la edición del quincenario Labor, que apareció en noviembre de 1928, una campaña pro fundación de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP)
A fines de marzo una recaída de su vieja dolencia infantil obligó a internarlo en la Clínica Villarán, donde falleció el 16 de abril.

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