sábado, 19 de febrero de 2011

George Washington


George Washington nació el 22 de febrero
de 1732 a orillas del río Potomac, en la finca
de Bridge’s Creek, en el antiguo condado
de Westmoreland, en el actual estado de
Virginia. Pertenecía a una distinguida familia
inglesa, oriunda de Northamptonshire, que
había llegado a América a mediados del siglo
XVII y había logrado amasar una considerable
fortuna. Su padre, Augustine, dueño de
inmensas propiedades, era un hombre
ambicioso que había estudiado en Inglaterra
y que al enviudar de su primera mujer, Jane
Butler, quien le había dado cuatro hijos,
contrajo segundas nupcias con Mary Ball, de
una respetable familia de Virginia, que le dio
otros seis vástagos, entre ellos George.
A los veinte años ocurrió un cambio decisivo
en su vida, que lo convirtió en cabeza de
familia. Una tuberculosis acabó con la vida
de Lawrence en 1752 y George heredó la
plantación de Mount Vernon, una enorme
finca con 8.000 acres y 18 esclavos. Así,
pues, pasó a ser uno de los hombres más
ricos de Virginia, y como tal actuaba: pronto
se distinguió en los asuntos de la comunidad,
fue un activo miembro de la Iglesia episcopal
y se postuló como candidato, en 1755, a
la Cámara de los Burgueses del distrito.
También sobresalía en las diversiones; era un
magnífico jinete, alto y de ojos azules, un gran
cazador y mejor pescador; amaba el baile,
el billar y los naipes y asistía a las carreras
de caballos (tenía sus propias cuadras) y a
cuantas representaciones teatrales se daban
en la región. Pero su vocación de soldado no
había muerto, y entre sus planes figuraba ser
también un brillante militar.
Luego de un duro trajinar militar, el Congreso lo
eligió como primer presidente de los Estados
Unidos en 1789.
La prudencia, la sensatez y sobre todo un
respeto casi religioso a la ley, fueron las notas
dominantes de sus ocho años de gobierno. Al
elegir a los cuatro miembros de su gabinete,
Thomas Jefferson en la Secretaría de Estado,
el general Henry Knox en la de Guerra,
Alexander Hamilton en la del Tesoro y Edmund
Randolph en la de Justicia, Washington
estableció un cuidadoso equilibrio entre
republicanos y federales, el cual posibilitó la
puesta en marcha del aparato que habría de
coordinar y dirigir la administración del país.
Para hacer frente a los graves problemas
económicos por los que éste atravesaba,
aplicó una férrea política fiscal y se esforzó por
asociar los grandes capitales con el Estado, a
fin de comprometerlos en la estabilidad de la
nación. Con idéntico objetivo creó el Banco
de los Estados Unidos.

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